Grecia en 7 días

Sobre Grecia
¡Hola viajeros!
Grecia es un destino donde la historia clásica y la vida mediterránea se dan la mano para crear una experiencia inolvidable. Entre ruinas milenarias, pueblos de piedra y playas luminosas, recorrer el corazón del país es como viajar en el tiempo mientras se disfruta de su hospitalidad y una gastronomía llena de sabores. En esta ruta proponemos conocer el el centro y norte de Grecia, combinando la majestuosidad de Atenas, los paisajes montañosos de Delfos y Meteora, y el encanto costero del golfo de Volos, para ofrecer un itinerario perfecto para quienes buscan cultura, naturaleza y tradición en un solo viaje.
La ruta propuesta comienza en Atenas, la vibrante capital que conserva el legado de la antigua democracia. Pasear por el barrio de Plaka, con sus calles empedradas y casas neoclásicas, es una inmersión en la vida local, mientras que la visita a la Acrópolis, con el imponente Partenón dominando la ciudad, es un momento imprescindible para todo viajero. Al atardecer, la colina de Licabeto regala vistas inolvidables sobre un mar de tejados blancos iluminados por la luz dorada del sol mediterráneo.
Desde Atenas, la ruta continúa hacia el Delfos, considerado en la antigüedad el ombligo del mundo. El santuario de Apolo, colgado de las laderas del monte Parnaso, impresiona por su ubicación espectacular y su atmósfera sagrada. Muy cerca, el pintoresco pueblo de Arajova seduce con sus casas de piedra, callejuelas empinadas y tiendas de artesanía local, siendo un lugar perfecto para degustar quesos y vinos de la región. El viaje continúa hacia Galaxidi, un puerto encantador sobre el golfo de Corinto, donde el tiempo parece detenerse entre mansiones neoclásicas y tabernas junto al mar.

El recorrido sigue hacia Meteora, uno de los paisajes más increíbles de Grecia. Aquí, monasterios bizantinos se alzan en lo alto de gigantescas formaciones rocosas, como si desafiaran las leyes de la gravedad. Visitar Meteora es no solo contemplar vistas asombrosas, sino también adentrarse en la espiritualidad ortodoxa, recorriendo claustros centenarios y frescos magníficos. Al caer la tarde, las rocas se tiñen de naranja, ofreciendo uno de los atardeceres más bellos del país.
Tras esta experiencia monumental, nos dirigiremos hacia Volos, una animada ciudad portuaria a los pies del monte Pelión. Conocida por su vida universitaria y su paseo marítimo repleto de cafés y ouzerías, Volos es la puerta de entrada a paisajes de cuento: pueblos de piedra colgados en laderas boscosas, senderos entre castaños y vistas al mar Egeo. Es un lugar ideal para relajarse, probar el tradicional tsipouro y disfrutar del contraste entre mar y montaña que define el corazón de Grecia.
Para concluir la ruta circular regresaremos a Atenas, donde conviven la modernidad y el legado clásico. Ya sea para explorar más de sus museos, perderse en sus barrios históricos o degustar la mejor comida callejera (desde souvlaki hasta loukoumades), la capital griega siempre guarda algo nuevo por descubrir. Entre ruinas legendarias, pueblos con historia y paisajes naturales sorprendentes, esta ruta deja una huella imborrable en el viajero que se adentra en la esencia más auténtica de Grecia.
¿Cuántos días se necesitan para visitar Grecia?
Aunque esta ruta recorre algunos de los lugares más emblemáticos del centro y norte del país, Grecia es un destino que necesita mucho más de 7 días para conocerse de verdad, por lo que en esta propuesta sólo exploramos una pequeña parte continental. Desde las islas Cícladas con sus casas blancas y aguas turquesas, Creta con su cultura milenaria y montañas salvajes hasta el Peloponeso lleno de yacimientos arqueológicos e historia medieval pasando por el norte más desconocido, con Salónica y la región de Macedonia, necesitarías meses para recorrerlas. Cada zona tiene su propia personalidad, tradiciones y paisajes únicos.
En esta ruta de 9 días visitarás una parte de la Grecia. Proponemos realizar un viaje en coche, ya que la conducción en Grecia es muy sencilla y segura y permite dedicar el tiempo que se merece a cada zona visitada. A continuación podrás descargarte el mapa con los principales lugares que se recorrerán en esta ruta.
Ruta de 7 días
- Días 1 y 2: Atenas.
- Día 3: Delfos.
- Día 4: Meteora.
- Día 5: Meteora y Volos.
- Días 6 y 7: Atenas.
Itinerario
Grecia
Días 1 y 2: Atenas.
Como lo más normal es que el vuelo sea en Atenas, comenzaremos el viaje pasando dos días en esta increíble ciudad, donde podremos sumergirnos de lleno en la cuna de la civilización occidental. La capital griega es una ciudad muy animada y caótica, donde la vida moderna se entrelaza con milenarios monumentos que cuentan historias de dioses, filósofos y héroes. En estos dos primeros días proponemos un recorrido por sus principales joyas arqueológicas e históricas, combinando visitas interiores con paseos para admirar desde fuera algunos de sus vestigios más imponentes. Cabe destacar que el billete conjunto de entradas a monumentos no está disponible todo el año, por lo que si no estás dispuesto a pagar para entrar a todos ellos, algunos se pueden ver desde fuera. En esta entrada indicaremos aquellos que consideramos que merece la pena entrar.
Recomendamos dormir en el barrio de Monastiraki, en pleno corazón de Atenas, por lo que comenzaremos la visita aquí. La primera parada es la Iglesia de Panagía Kapnikaréa, en plena calle Ermou. Este pequeño templo bizantino del siglo XI sorprende por su belleza serena en medio del bullicio comercial. Con sus frescos y cúpulas elegantes, es un remanso de paz y un maravilloso ejemplo del arte religioso medieval griego.

La visita imprescindible del día es el Ágora de Atenas, el corazón político, social y comercial de la antigua polis. Aquí sí entraremos para recorrer el espectacular Hefestión, uno de los templos dóricos mejor conservados del mundo, y la Stoa de Átalo, convertida en museo. Caminar por sus senderos es pisar el mismo suelo que Sócrates y Pericles, y sentir la historia casi al alcance de la mano.
Desde allí, el paseo continúa hacia la Biblioteca de Adriano, un imponente vestigio del siglo II que se puede contemplar desde fuera. Sus columnas corintias evocan el esplendor romano en la antigua ciudad. Muy cerca está la Ágora romana, otro conjunto monumental que se puede recorrer visualmente desde el exterior para imaginar la vida cotidiana de Atenas bajo dominio romano.
Para cerrar el día, nos acercaremos al Sitio Arqueológico de Kerameikos, también conocido como el Cerámico, barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis. Aquí se encuentra el cementerio más famoso de la antigua Atenas, donde importantes ciudadanos y héroes de guerra de Atenas fueron enterrados.
El segundo día está dedicado a la estrella indiscutible de Atenas: la Acrópolis. Sin embargo, recomendamos visitar este monumento por la tarde para evitar la hora con mayor afluencia de turistas, que se suele concentrar por la mañana. Así, comenzaremos el día caminando hacia el Templo de Zeus Olímpico, con sus columnas colosales que evocan la ambición de los emperadores romanos. Desde fuera se puede imaginar la inmensidad de este templo. Continuaremos hacia el Estadio Panathenaico, completamente de mármol, donde renació el espíritu olímpico moderno. Aquí puedes recrear cómo los antiguos griegos luchaban por ganar las diferentes pruebas olímpicas en las que participaban y, si decides entrar, podrás conocer un interesante museo sobre la historia de los juegos olímpicos modernos. Esta visita incluye audioguía.
Ahora sí y tras haber comprado los tickets por adelantado, ascenderemos a la montaña más famosa de Atenas donde se encuentra el Partenón, alzándose imponente como símbolo de la gloria clásica. Dentro del recinto se exploran también el Erecteion, con sus célebres Cariátides, y el Teatro de Dioniso, cuna del arte dramático. Tras este viaje en el tiempo, el moderno Museo de la Acrópolis completa la experiencia con su arquitectura luminosa y su colección extraordinaria, que permite ver de cerca los frisos y esculturas originales.

Tras haber disfrutado de los dos primeros días en Grecia visitando los principales monumentos de su capital, nos pondremos en marcha para continuar visitando el país. No olvides revisar los mejores restaurantes de la ciudad que aparecen en el mapa, ya que una parte vital de la cultura griega es su gastronomía.
Día 3: Delfos.
El tercer día de esta ruta por Grecia nos lleva a dejar atrás el bullicio de Atenas para adentrarnos en el corazón montañoso del país, donde el pasado místico se combina con paisajes espectaculares y pueblos llenos de carácter. El destino central del día es Delfos, el lugar sagrado más famoso de la Antigua Grecia, a unas 3h de Atenas dependiendo del tráfico.
La carretera serpentea hacia el norte, dejando atrás la llanura ática para subir hacia el monte Parnaso. Las vistas se vuelven cada vez más espectaculares, con valles verdes y cumbres que, en invierno, se cubren de nieve. Antes de llegar a Delfos, merece la pena detenerse en Arajova, un encantador pueblo de montaña conocido por sus casas de piedra, callejuelas empinadas y balcones llenos de flores. Aunque pequeña, Arajova tiene un aire cosmopolita gracias a su cercanía a la estación de esquí, y es perfecta para un café o para probar productos locales como sus quesos y embutidos artesanos.

La siguiente parada es Delfos, el centro espiritual del mundo griego antiguo. Situado en un paraje espectacular en las laderas del Parnaso, el santuario de Apolo parece colgado sobre el valle del río Pleistos, con vistas expectaculares. Visitar el recinto arqueológico es una experiencia única: el templo de Apolo, donde la Pitia pronunciaba sus enigmáticas profecías, el teatro con su acústica perfecta y el estadio donde se celebraban los Juegos Píticos transportan al viajero directamente a la Antigüedad.
Junto al yacimiento, el Museo Arqueológico de Delfos conserva algunos de los hallazgos más impresionantes, como el famoso Auriga de bronce, exquisitamente detallado, o las metopas y frisos que decoraban templos y tesoros. Todo el conjunto ayuda a comprender la importancia de Delfos como punto de encuentro cultural y religioso para toda la Hélade.
Tras la visita, la ruta continúa descendiendo hacia el golfo de Corinto para llegar a Galaxidi, donde podrás hacer noche. Este encantador puerto conserva su aire de villa neoclásica del siglo XIX, con elegantes mansiones de marinos, calles empedradas y tabernas junto al mar. Es el lugar ideal para relajarse tras un día intenso, cenar pescado fresco o simplemente pasear mientras el sol se oculta sobre las tranquilas aguas del golfo.
Día 4: Meteora.
El cuarto día de la ruta nos lleva a uno de los lugares más extraordinarios de Grecia e incluso del mundo: Meteora, un paisaje que parece salido de un sueño o de un antiguo mito. Tras dejar atrás la costa de Galaxidi, toca un viaje por el interior del país, atravesando valles y montañas que poco a poco anuncian la majestuosidad del destino final. Este viaje dura unas 3 horas, lo que es una ventaja, ya que llegaremos a Meteora a la hora de comer y la afluencia de turistas será menor, que se suelen concentrar a primera hora de la mañana.
El trayecto hacia Kalambaka, la ciudad a los pies de Meteora, es muy interesante, ya que se recorre la Grecia continental más rural, con pueblos agrícolas, colinas cubiertas de olivos y cadenas montañosas en el horizonte. Al aproximarse, el espectáculo natural se vuelve grandioso: enormes pilares de roca emergen del suelo, esculpidos por millones de años de erosión. En lo alto y desafiando la gravedad, se alzan los famosos monasterios de Meteora.
La visita a los monasterios depende de su horario, ya que cierran en distintos días de la semana según la época del año. Puedes consultar los horarios para poder planificar bien la visita aquí: https://visitmeteora.travel/monasteries-opening-hours-and-days/. Estos monasterios son verdaderas joyas de la arquitectura bizantina y post-bizantina y algunos de ellos aún hoy están habitados por monjes y monjas, aunque de los 24 que llegó a haber activos, sólo quedan 6 con comunidades de religiosos.
Primero visitamos el Monasterio de San Nicolás Anapafsas, pequeño pero muy pintoresco. Su acceso requiere subir una empinada escalera que serpentea por la roca, y dentro sorprenden frescos pintados por el célebre artista cretense Theofanis Strelitzas. Es un lugar íntimo que transmite la soledad y la devoción de sus antiguos moradores.
Luego nos dirigimos al Monasterio del Gran Meteoro, el más antiguo y grande de todos. Fundado en el siglo XIV, se alza sobre la roca más alta de la zona, ofreciendo vistas imponentes del valle de Tesalia. Su interior conserva una iglesia ricamente decorada, un museo con manuscritos y objetos litúrgicos, y antiguas celdas monásticas. Subir hasta su cima es toda una experiencia, recompensada con un auténtico viaje en el tiempo.
La siguiente parada es el Monasterio de Varlaam, justo enfrente. Para llegar a él, hay que cruzar un pequeño puente de piedra que cuelga entre precipicios. Fundado por dos hermanos monjes en el siglo XVI, impresiona por sus enormes barriles de madera para almacenar agua y vino, así como por sus frescos bizantinos de colores vivos que narran escenas bíblicas con un dramatismo único.

Por último, el Monasterio de Roussanou aporta un contraste especial. Este convento de monjas parece más ligero y etéreo, encaramado en un espolón de roca estrecho que le da un aire casi de castillo encantado. Sus jardines cuidados y su hospitalidad femenina crean un ambiente apacible y espiritual que enamora al visitante.
Podrás además disfrutar de la vista de los monasterios desde los miradores ubicados en la carretera que une los diferentes monasterios, que podrás encontrar en el mapa. Tras este intenso día, descansaremos en Kalambaka, donde podrás conocer la gastronomía local en las tabernas tradicionales que inundan el municipio.
Día 5: Meteora y Volos.
Antes de ponernos rumbo a Volos, aprovecharemos las primeras horas del día para visitar aquellos templos que no pudimos ver el día anterior. El recorrido arranca con el Monasterio Agion Taxiarchon, menos visitado pero muy especial, famoso por su recogimiento y la sensación de paz que se respira en sus muros. Su pequeña iglesia y dependencias monásticas están rodeadas de un silencio casi sagrado, ideal para reflexionar y empaparse de la espiritualidad que siempre definió Meteora.
Luego nos dirigimos al Monasterio de la Santísima Trinidad, uno de los más icónicos por su emplazamiento sobre un pináculo rocoso aislado. Para llegar hay que descender y luego subir una serie de escaleras excavadas en la piedra, pero el esfuerzo se ve recompensado con unas vistas inigualables del valle de Tesalia y el resto de formaciones de Meteora. Este monasterio es especialmente famoso por haber aparecido en películas, pero más allá del cine, su interior conserva frescos y espacios de oración llenos de historia.
Por último podemos conocer el Monasterio de San Esteban, el más accesible de todos, ya que se llega prácticamente a pie plano por un puente. A diferencia de los anteriores, hoy es un convento de monjas y se nota en el cuidado exquisito de sus jardines y patios. La iglesia principal tiene bellos frescos y relucientes iconostasios dorados. Además, las vistas hacia la llanura de Tesalia son impresionantes, ofreciendo un panorama abierto que parece infinito.

Cuando estemos listos emprenderemos la ruta hacia hacia Volos, en la costa del golfo Pagasético, que nos llevará alrededor de 2 horas. Antes de visitar la ciudad y perderse por sus fantásticas tsipouererías, hacemos parada en dos joyas del Monte Pelión: Portaria y Makrinitsa. Portaria recibe al viajero con sus calles empedradas, casas tradicionales con tejados de pizarra y fuentes de agua cristalina. Aquí se encuentra el conocido Paso de los Centauros, donde los antiguos griegos pensaban que se encontraban estas criaturas mitológicas.
Apenas un poco más arriba está Makrinitsa, conocida como “el balcón del Pelión” por su mirador inigualable sobre Volos y el mar. El centro de esta ciudad es precioso y sin duda merece la pena tomarse un café en su plaza principal, sombreada por plátanos centenarios.
Finalmente, la jornada termina en Volos, una ciudad portuaria animada y acogedora. El plan ideal para la noche es pasear por su animado paseo marítimo, ver los barcos iluminados, sentir la brisa marina y terminar el día en una de sus célebres tsiporerías (especial mención para Mezen). Estos locales tradicionales son el corazón social de Volos: aquí se bebe tsipouro (el aguardiente local) acompañado de pequeños platos de marisco fresco y delicias locales.
Esta zona del Pelión requiere de muchos más días, ya que en medio día apenas se puede conocer bien la región. Si puedes alargar uno o dos días podrás disfrutar de algunas de las mejores playas de Grecia continental. Destacan Mylopotamos, con sus rocas divididas y aguas azul intenso; Papa Nero o Agios Ioannis, perfectas para alojarse o comer frente al mar; y las más salvajes Fakistra o Damouchari, esta última famosa por aparecer en la película Mamma Mia.
Días 6 y 7: Atenas.
Tras unos días recorriendo el corazón de Grecia continental, es hora de regresar a la capital, pero no sin antes hacer paradas en lugares que nos conectan con algunas de las historias más épicas y los paisajes más simbólicos del país. Este viaje es el más largo, unas 4 horas, por lo que puedes realizar paradas por el camino para amenizar el viaje.
Desde Volos emprendemos el viaje de regreso hacia el sur con una parada imprescindible: las Termópilas. Este paso montañoso, hoy mucho más abierto que en la Antigüedad, es famoso por la batalla del 480 a.C. donde Leónidas y sus 300 espartanos resistieron heroicamente al ejército persa de Jerjes. El lugar conserva un monumento moderno a Leónidas y un pequeño museo o centro de interpretación que contextualiza la historia con paneles y mapas. Aunque el paisaje ha cambiado (el mar se ha retirado kilómetros), sigue siendo emocionante contemplar el paso e imaginar la resistencia de los griegos contra un enemigo mucho mayor.
Si tienes tiempo, puedes además realizar una parada en Lamia, una ciudad animada con una fortaleza bizantina en la colina y un centro histórico con cafés y tabernas para un almuerzo tranquilo.
Al llegar a Atenas proponemos por la tarde pasear por el barrio de Plaka, el barrio más antiguo de la ciudad, con calles estrechas y empedradas, casas neoclásicas pintadas de colores pastel, tiendas de artesanía y tabernas con terrazas a la sombra. Dentro de Plaka se encuentra el pequeño barrio de Anafiotika, un rincón sorprendente que parece transportarnos a las Cícladas con sus casas blancas y callejones llenos de tiendas de souvenirs.
El último día del viaje es una invitación a descubrir otra cara de Atenas, la que se vive a pie, con tiempo para saborear sus plazas, miradores y barrios con encanto único.
Por la mañana se puede subir al Monte Licabeto, el punto más alto del centro de Atenas. Se puede llegar caminando (con algo de esfuerzo) o en funicular. Desde su cima se disfruta de una vista de 360 grados sobre la ciudad: la Acrópolis se recorta imponente, el puerto del Pireo asoma en la distancia, y en días despejados incluso se distingue el golfo Sarónico.
Luego volveremos al corazón de la ciudad para pasar por la Plaza Sintagma, el centro político y simbólico de Atenas, donde se alza el Parlamento griego. No hay que perderse el cambio de guardia de los Evzones (sobre todo el de las 11:00 a.m.) frente a la Tumba del Soldado Desconocido, un curioso y solemne ritual lleno de tradición. Podemos aprovechar el tiempo que nos queda antes de comer para continuar recorriendo el barrio de Plaka y disfrutar del encanto de este lugar.
Por la tarde, se puede subir a la colina de Filopapo, un lugar menos concurrido que el Areópago pero igual de impresionante, con vistas panorámicas sobre la Acrópolis, el Pireo y toda Atenas. Pasear por sus senderos entre pinos y antiguas ruinas, como el Monumento a Filopapo, es una gran manera de despedir el viaje.
Para terminar, visitaremos el Areópago, la colina rocosa frente a la Acrópolis, famosa por haber sido sede del tribunal supremo de la antigua Atenas y por sus vistas espectaculares del Partenón al atardecer. El acceso es gratuito y es un lugar especial para ver el atardecer, donde se llena de locales que se reúnen para charlar y despedirse del día. Esta es, sin duda, la manera ideal de decir adiós a la ciudad de Atenas y de empezar a planear otra escapada para continuar visitando el país.

Esperemos que esta ruta te sirva de inspiración para poder planificar tu viaje a Grecia. No olvides poner un comentario con tus impresiones, o contactar con nosotros en caso de tener alguna duda.
ευχαριστώ!